Tarro canelo (Tadorna ferruginea)

Ave acuática de 61-67 cm de longitud total y 120-145 cm de envergadura. Su coloración es pardo-ferruginosa, con la cabeza blanquecina, las alas negras y blancas y las patas y el pico de tonalidad negruzca. Este pato, eminentemente norteafricano y asiático, constituye la única anátida que nidifica regularmente en la Macaronesia. Está presente en Canarias, concretamente en Fuerteventura, tratándose de una colonización natural -presumiblemente desde el cercano Sáhara Occidental o sur de Marruecos- producida a mediados de los años 90 del pasado siglo. También hay observaciones aisladas en Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote, e incluso en estas dos últimas islas se ha verificado su reproducción ocasional en fechas muy recientes. Además, es accidental en las islas Azores (São Miguel) y Madeira. Ocupa charcas y presas artificiales, barrancos con agua e incluso salinas, en el caso de Lanzarote, siendo más rara su aparición en saladares costeros, y algo más frecuente en las “gavias” o cultivos propios de Fuerteventura, adonde acude con fines alimenticios. Su dieta está compuesta por plantas, invertebrados y pequeños vertebrados, como peces y anfibios, aunque en Canarias apenas hay información al respecto. Las puestas son de 6-12 huevos (por lo general 8 o 9) y la época de cría tiene lugar entre enero y mayo, aunque es principalmente primaveral. Puede ubicar su nido a cierta distancia del agua, en llanos terroso-pedregosos o laderas cercanas. La totalidad de las aves presentes en Fuerteventura suele abandonar la isla al finalizar la época de reproducción, estando ausente durante los meses de julio y agosto, para regresar (supuestamente desde el Sáhara Occidental) a partir de septiembre, si bien algunos individuos pueden permanecer todo el año. La población majorera tiende a concentrarse en una sola presa antes de viajar a África, siendo posible observar en ella agrupaciones de hasta 50-120 ejemplares. Entre las amenazas sobre la especie figuran la sequía -con el consecuente efecto sobre los humedales que ocupa-, las extracciones de agua de las charcas para riego, la captura y muerte de pollos a manos de desaprensivos, la depredación por gatos asilvestrados y la colisión con tendidos eléctricos, además del efecto negativo del ganado caprino sobre la vegetación marginal de los humedales y la posibilidad de hibridación con individuos escapados de cautividad. Estos factores, junto a la baja población existente, hizo que en 2004 fuera considerada una especie “En peligro crítico”, aunque su tendencia positiva y el tímido proceso actual de expansión en el archipiélago canario hacen que la categoría real de amenaza pueda ser inferior

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