Archipiélago de Cabo Verde

El archipiélago de Cabo Verde, situado a unos 500 km al oeste de Dakar (Senegal) y a unos 1.300 km al sur de Canarias, está compuesto por diez islas y varios islotes, con una superficie total de 4.033 km2. Desde el punto de vista administrativo, y en parte también geográfico, hay dos grupos de islas, el de “Barlovento”, formado por las islas de Santo Antão, São Vicente, Santa Luzia, São Nicolau, Sal y Boavista, y el de “Sotavento”, constituido por Maio, Santiago, Fogo y Brava. Además, existen varios islotes de cierta entidad, destacando Branco y Raso, situados entre S. Vicente y S. Nicolau, y los Ilhéus Rombos, entre Fogo y Brava. La superficie de las islas varía notablemente, desde la más pequeña, Santa Luzia (35 km2) -actualmente deshabitada-, hasta la mayor, Santiago (991 km2), donde a su vez se sitúa la capital del archipiélago, Praia. La altitud máxima corresponde al volcán de Pico Novo o pico de Fogo, en la isla homónima, que alcanza los 2.829 m, lo que, en relación a su superficie (476 km2), hace que esta isla sea una de las que ostentan los primeros puestos en la relación superficie/altitud en el ámbito de todo el océano Atlántico.
La geomorfología del archipiélago es muy dispar, ya que hay isla muy llanas y poco elevadas, como las tres más orientales (Sal, Boavista y Maio); otras de considerable altitud y con pendientes notables, caso de Santo Antão, São Nicolau, Santiago, Fogo y Brava, y otras, en fin, de carácter intermedio, como São Vicente y Santa Luzia. En las tres islas orientales resaltan las amplias llanuras terroso-pedregosas, los ambientes dunares y las grandes playas de arenas claras, mientras que en Sto. Antão, S. Nicolau y Santiago destacan los acantilados costeros, los grandes barrancos y valles, así como algunos macizos montañosos. En Fogo, el elemento diferenciador es el volcanismo reciente, con numerosas erupciones históricas, la última registrada en 1995.
En cuanto al clima, Cabo Verde se sitúa en la franja tropical del Sahel, lo que hace que posea un régimen climático influenciado por las lluvias monzónicas, que afectan a ese sector del continente africano y se producen, por lo general, entre los meses de agosto y octubre-noviembre. Por otro lado, las islas también están influenciadas por el régimen de los alisios del noreste, que es más intenso entre el invierno y finales de la primavera, lo que ocasiona un claro descenso en las temperaturas con respecto al resto del año y una mejor visibilidad, puesto que fuera de dicho período se suelen producir episodios de invasión de aire caliente sahariano con polvo en suspensión, el “harmattan”, denominado localmente “bruma seca”.

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